Los mexicanos tenemos cantidad de defectos y un puñado de virtudes, hemos forjado una personalidad muy propia desde la Independencia.
Banderas, sombreros y rehiletes, verde, blanco y rojo, en cada esquina y ofertas de tequila en el supermercado, por muchos años esas eran las señas que anunciaban un largo puente vacacional y el festejo de la independencia con la ceremonia del grito. Cuando vemos correr por la calle a un borracho que sólo lleva bermudas y un enorme sombrero revolucionario, mientras ondea una bandera mexicana... Es que ya es la noche.
Las fiestas tequileras la noche del 15 de septiembre tienden a ser memorables, casi todos inician la noche con sus tragos de siempre y en algún momento cambian al tequila, con lo que se garantiza que se crucen.
A partir de ahí se derivan bailes, canciones, besos y más indiscreciones, hasta que sale corriendo el tipo de la bandera y horas después todos se arrastran hacia el remedio anticruda de su preferencia. El 15 es el día del grito, el 16 es el día de la resaca.
Pasar ése festejo en un pueblo es otro cantar, en ellos por lo general se organiza una verbena popular y en algunos una representación de la lucha de la independencia en la que participan tantos pobladores que parece que son más que los que lo atestiguan.
Hay mariachis y bandas de música popular, comida y juegos, mientras que fuera del bar de la plaza se reúnen los borrachines del pueblo. Probablemente a veces también pasa corriendo el de las bermudas y la bandera.
Entre todas estas pachangas patrias lo que no me ha tocado es que alguien se ofenda si el presidente da el célebre grito, con frecuencia encienden la televisión a medianoche, como si fuera año nuevo, sólo para recordar que era una hora antes.
En caso de que la enciendan a tiempo, siempre he visto la figura presidencial agitar la bandera y lanzar su grito, perdido en la enorme fachada de un edificio gubernamental y ahogado por el clamor de miles de personas o la charla de quienes están cerca tuyo sin prestar atención.
Pero todo eso ocurre el día de la fiesta, en los días previos he encontrado mini campañas y comentarios en la red en los que lanzan pestes al gobierno e instan a los demás a repudiarlo no asistiendo al grito, ni sintonizándolo por televisión.
Los mexicanos tenemos cantidad de defectos y un puñado de virtudes, hemos forjado una personalidad muy propia desde la independencia y creo que el 15 celebramos eso. Ya no se trata de los españoles, los franceses o los gringos, sino de nosotros y celebrarnos mientras corremos juntos detrás del borracho con la bandera.
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