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El control de EEUU en su frontera con México discrimina a los hispanos y nativos americanos y contribuye a la muerte de inmigrantes ilegales, según un estudio publicado por la división estadounidense del grupo de derechos humanos Amnistía Internacional.
El informe, titulado "En tierra hostil: Violaciones de derechos humanos en las prácticas sobre inmigración en el suroeste de EEUU", identifica lo que describe como fallos sistemáticos de las autoridades federales, estatales y locales a la hora de aplicar las leyes de inmigración sin discriminación.
"Las comunidades que viven en la frontera entre EEUU y México, especialmente latinos, individuos percibidos como de origen latino y comunidades indígenas, se ven afectados de forma desproporcionada por una serie de medidas de control de la inmigración, lo que resulta en un patrón de violaciones de derechos humanos", dijo el estudio.
El Gobierno de EEUU ha reforzado la seguridad a lo largo de sus casi 2.000 millas (unos 3.200 kilómetros) de frontera con México en los últimos años, añadiendo vallas, tecnología de vigilancia y agentes de patrullas de fronteras. El Gobierno federal se ha asociado además con algunas fuerzas estatales y locales para dar competencias en materia de inmigración a los agentes.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, del que dependen las autoridades federales de inmigración, cuestionó los hallazgos del grupo diciendo que se basan en información inexacta.
Sin embargo, el Departamento estadounidense de Justicia acusó recientemente la oficina del sheriff del Condado de Maricopa de centrarse de forma sistemática en los latinos en sus esfuerzos por acabar con la inmigración ilegal.
El estudio de Amnistía dijo que los programas federales de inmigración que operan en conjunción con la policía estatal y local ponen a las "comunidades latinas, indígenas y de color de la frontera en peligro de discriminación".
La organización también encontró que los indígenas con tierras y comunidades divididas por la frontera son "a menudo intimidados y acosados por agentes de fronteras por hablar poco inglés o español y poseer sólo documentos de identificación tribales".
Además, los intentos de reforzar la vigilancia "aumentan el peligro para el derecho a la vida de los individuos" al desviar a los emigrantes "al terreno más hostil (...) como cruzar por vastos desiertos, ríos y altas montañas bajo un calor abrasador".
El informe señaló que entre 1998 y 2008, hasta 5.287 emigrantes murieron intentando cruzar la frontera. Reuters no pudo confirmar la cifra de forma independiente.
Amnistía instó al Gobierno de EEUU a suspender todos los programas de aplicación de las leyes de inmigración hasta que no los revise y a asegurar que sus políticas y prácticas de fronteras no tienen el "efecto de llevar a la muerte de inmigrantes".
El año pasado, el número de emigrantes detenidos que intentaban cruzar al norte de forma ilegal desde México descendió a 327.577, el nivel más bajo desde 1972, cuando el presidente Richard Nixon estaba en el cargo.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Matthew Chandler, dijo que el informe de AI se basa "casi en su totalidad en información desactualizada o anécdotas anónimas que no pueden investigarse ni resolverse".
Chandler dijo que el departamento "se toma en serio las acusaciones de segregación racial y violaciones de derechos y libertades civiles, y tiene procedimientos en vigor para investigar de forma inmediata y tomar medidas adecuadas si es necesario".
También señaló que el estudio de Amnistía no ofrece "recomendaciones de mejora sopesadas, aplicables, sino que en su lugar pide la suspensión completa de los programas de aplicación de normas de inmigración a nivel nacional".