“La reina de las proteínas”
Esta información todavía no llega a quienes talan el mezquite sólo para convertirlo en carbón, para sustentar la gastronomía primitiva al cocinar con material fósil.
Incrementa la presión por el carbón proveniente del árbol de mezquite, por un lado los pollos al carbón, las hamburguesas, taquerías y el consumo en miles de hogares donde se prepara la tradicional carne asada. En otra época la planta generosa era utilizada para producir miel de su flor, harina a partir de su semilla y sombra, afortunadamente vuelve esta tendencia.
En forma silvestre ya no se encuentran árboles adultos de mezquite o palo fierro, no hay troncos que rebasen un diámetro de 20 centímetros, a pesar de los esfuerzos de todas las autoridades involucradas para proteger en particular estas variedades.
Los permisos para su explotación corresponden a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en base a la disposición y arbolado seco en una zona, porque no se permite corte plantas verdes. Sin embargo, sucede que taladores presurosos cortan la corteza de árboles para secarlos y entonces pueden talar y pasa como un árbol aprovechable.
A la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), le corresponde la vigilancia en carreteras, en predios y en cualquier lugar donde haya tala sin permiso, carboneras, o leña de esta codiciada planta utilizada como combustible.
En la Procuraduría General de la República está una mesa especializa para atender delitos ambientales; lamentablemente en la mayoría de los casos obtienen su libertad bajo caución, por considerarse un delito no grave, aunque es delito federal.
Las dependencias federales involucradas en este proceso de protección del medio ambiente, en particular del mezquite y palo fierro que son convertidos en carbón para sustentar la gastronomía local, no han encontrado todavía el equilibrio en la demanda y la oferta, esta última, anexada a programas insuficientes de reforestación por parte de Conafor.
El consumo permitido por las autoridades es de toneladas de carbón vegetal, esto genera empleos con salarios bajos al productor pero que benefician a los comercializadores y que lo envasan en bolsa de papel, para comercializarlo localmente o para su exportación.
En la zona rural donde se concentra la pobreza es donde todas las especies vegetales son amenazadas, porque la comercialización de esta planta se convierte en un modo de sobrevivencia para las familias, aunque corran el riesgo de un daño ecológico y de ir a la cárcel.
En otra época los habitantes del norte de América han recolectado durante siglos las vainas o péchitas del mezquite para elaborar una harina exquisita, libre de gluten y naturalmente dulce, muy rica en proteínas, fibras y carbohidratos complejos.
Los resultados arrojados en una primera etapa de investigación por el Instituto Tecnológico de Torreón demuestran que hacer harina de mezquite podría resolver los problemas de alimentación en muchas comunidades rurales del país por sus altas propiedades nutritivas y es considerada como “La reina de las proteínas”.
Hace unos cuantos años atrás, muy pocos dentro y fuera del mundo de la gastronomía sabían qué hacer con la harina de mezquite. Dos razones fundamentales la han colocado en la mira de chefs y nutriólogos internacionales: las nuevas tendencias de revalorización de alimentos altamente nutritivos y el interés en los alimentos denominados “étnicos” o regionales.