El miedo y la irritación están creciendo entre las mujeres con implantes mamarios en América Latina y Europa un mercado clave para la extinta firma francesa que usó silicona industrial para fabricar prótesis más baratas que fueron asociadas con riesgos para la salud.
En la vecina Venezuela, donde los implantes son tan populares que a veces son otorgados como regalo a las niñas de 15 años u ofrecidos como premios en rifas para recaudar fondos, hubo una oleada de nerviosismo entre las miles de mujeres que se operaron para aumentar el tamaño de su busto.
Unos 300 mil implantes de PIP, usados en cirugías estéticas o para reemplazar tejido mamario perdido, se han vendido en todo el mundo.
Mientras que Francia ha recomendado la retirada, otros países, como el Reino Unido y Brasil, dicen que las mujeres deberían primero visitar a un cirujano para que las examine.
Las autoridades francesas señalan que no hay pruebas de un mayor riesgo de cáncer por los implantes de PIP frente a otras marcas.
Aún así, los foros femeninos en Francia se han visto inundados de comentarios sobre la alarma, y las usuarias se quejan de fatiga y debilidad. Algunas analizaban la posibilidad de retirarse los implantes.
"No podemos confiar en las prótesis y menos aún en el cirujano que está ahí por dinero", escribió una mujer que dijo que llevaba dos días sin dormir.
Otra añadió: "Lo que me mata es que esto afecta a nuestros seres queridos. Mi hija de 22 años teme que me vaya a morir".
Bertrand dijo que se desconocía el número exacto de mujeres francesas con implantes, pero una línea de teléfono gubernamental creada el mes pasado había recibido 9 mil 500 llamadas y dos tercios de las féminas que llamaron tenían implantes.
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