viernes, 3 de junio de 2011

La señal de la cruz…

Por Ramón Venegas Limón

Tal como acostumbro cotidianamente, entré al baño despojado de mi ropa para antes rasurarme y posteriormente tomar la ducha.
Observé como de costumbre la grande cicatriz que me quedó como recuerdo de la dolorosa operación al corazón.
Pero cuál sería mi sorpresa !!!
Resulta que al lado derecho de mi cicatriz se hallaba una pequeña cruz perfectamente delineada…
No podía creer lo que estaba viendo, nunca conocí un caso similar.
En consecuencia pasé varias noches sin dormir, preguntando al SEÑOR cuál era la tarea que me iba a encomendar, pues su mensaje había sido muy claro, perfectamente claro, diría yo…
No recibí respuesta y me dio pena y tristeza, pero una noche, más o menos un mes y medio después de la aparición de la cruz en mi cuerpo, platicaba yo por internet  con una joven sonorense, y llegó el momento en que le confié mi raquítico estado de salud, por lo que me dio sus condolencias.
Ella me tomó confianza y me relató su azarosa vida, en la que dominaron toda clase de vicios, pero por fortuna dos sacerdotes católicos y algunas personas que la estimaban en verdad la rescataron de esa penosa vida después de largo tiempo. 
En agradecimiento a DIOS Mary Campillo escribió el libro “Mi bendito Capricho” cuyo fin es el de evitar a jóvenes y adultos pasen por lo que ella pasó, una vida llena de injusticias y martirios al lado de gente despiadada que supuestamente le ofrecían su amistad.
Sin embargo le urgía corregir su libro y por supuesto publicarlo.
Entonces, ahí estaba la señal !!!.  Me ofrecí a corregir las 290 páginas del libro de esta valiente y ejemplar mujer. Ya lo hice, incluso lo leí una vez más y voy por la tercera para hacer un trabajo de calidad.
Orienté a Mary Campillo para que le publique su obra una editorial española y está entusiasmada y agradecida con Dios por tanta bondad.
Entre otras cosas, el esposo de Mary se llama Ramón (igual que yo), está diabético (igual que yo), perdió ya un ojo (igual que yo) y está enfermo del riñón, acudiendo a diálisis tres veces por semana (igual que yo).
Por si fuera poco, la mamá de ella se llama María Luz, y tengo yo una hija de nombre Luz María.
He acordado con Mary Campillo un pacto de solidaridad por toda la vida, una amistad transparente y para siempre.
Ahora ella vive en paz, en un hogar católico con su marido y sus hijos.
Yo por mi parte me siento orgulloso de haber servido a un ser humano, y de haber recibido la bendición de Dios con testimonio en mi propio cuerpo…

Agradecemos su Colaboracion.
Lic.Ramon Venegas Limon.
Atte. la direccion.
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